19.2.10

Publicación de fragmentos de la bitácora de Julio de Grunos con el ánimo de dilucidar un misterio.

En la bitácora del naturalista Juilo de Grunos, describe un extraño padecimiento en uno de sus viajes por la zona del Mediterráneo:


Día 145
“Perseguimos el trayecto de un peculiar artrópodo para lograr reunir muestras de su nido y hábitat. No me atrevo aún a bautizarlo por falta de conocimiento sobre su naturaleza, no obstante, de qué modo ha despertado la atención de Gabriel y mía, al punto de recorrer territorios reservados para la milicia, en donde abundan hombres que devoran carne humana y bestias que hacen parecer a la Esfinge una creación de los Pigmeos.”


Día 157
“Nos hallamos a orillas del río Janto, en Asia Menor. Hemos suspendido momentáneamente la búsqueda. Fui picado por un Culicidae hace dos días. Me encuentro débil y cansado.”


Día 160
“La fiebre va y viene. En el día sólo tomo agua. La comida la vomito y en la tarde viene la fiebre y me ataca hasta hacerme temblar como una hoja. Gabriel se aterra al verme delirar y sucumbir en las pesadillas. Me mete al río helado y después duermo dos horas.”


Día 162
“Con absoluto conocimiento de que me espera un juicio final protagonizado por un Dios encolerizado, decepcionado y que censurará mi entrada al Paraíso, la muerte esta noche me parece el escenario más reconfortante.”


Día 166
“La fiebre se ha ido. Ayer todo apuntaba con seguridad a mi deceso. Gabriel estaba desesperado por no hallar ayuda a la redonda. Hoy me encuentro escribiendo estas líneas mientras saboreo un pescado del Janto. El primer pedazo de alimento en diez días.”


Día 175
No es tan complicado, como lo es para la religión, encontrar el Santo Grial en la ciencia; sin embargo, nuestro vellocino de oro, ha desapareció; se lo tragó este valle como lo hizo con las civilizaciones que lo adornaron en el pasado. Nuestro mosquito desapareció, no hay rastros de él. Respecto a mi padecimiento, hace días que no tengo síntomas, por lo que no temo a equivocarme al decir que estoy curado. No obstante, el calor del lugar me provocó una pesadilla terrible, cuando desperté y me lavé la cara puede ver, en el reflejo del espejo, un castaño entrando con todas sus ramas dentro de mi tienda; se inclinaba y se introducía como le era posible; pude escuchar el crujir de sus ramas, el roce con la tela de la tienda y un sonido sordo que provenía del interior del tronco. Cerré los ojos y al abrirlos el árbol estaba fuera de la tienda, en su lugar habitual; no obstante, no pude sentirme aliviado de mi alucinación por mucho tiempo: El suelo dentro de mi tienda está cubierto por hojas de castaño.”









* Aquel fue el último fragmento que Juilo de Grunos escribió en su bitácora. El cuaderno fue entregado por Gabriel Alcasio, su discípulo y amigo, a la ley de Castilla dos meses después. Gabriel regresó solo a la península ibérica alegando que el naturalista perdió la razón días después de “curarse” de la fiebre. En específico fue el día 191, si somos congruentes con el conteo que el doctor llevaba en su bitácora.
Ese día Gabriel lo llevaba con los ojos vendados y cargando, la mayor de las veces, hacia el pueblo más cercano. Citamos textualmente una de las impresiones que Gabriel relata a la policía: “el doctor no podía mirar nada sin temblar y caer el suelo, en todo lo que percibía encontraba horror. Le vendé los ojos y lo sedé unas tres veces en el camino, tal vez cuatro”. La anécdota resulta más oscura al saber que de Grunos no regresó a España debido a que “los hombres del pueblo se llevaron al doctor a la fuerza, como si supieran perfectamente lo que sucedía; eran cómplices mirándose unos a otros con rigidez. Lo llevaron hacia el Norte”.
Las investigaciones continuaron, sin embargo, nadie dio con el paradero de Julio de Grunos. Los rumores relataban brujería y hechizos, por lo que fueron pocos los valientes que apoyaron a Alcasio en su búsqueda. Más tarde todo quedó dolorosamente olvidado. Nosotros quisiéramos tratar de entender qué sucedió realmente y por ello aquí dejamos una pista encontrada en documentos de hace no pocos años.

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