13.11.09

¿Quién está en peligro de extinción?

En un periódico ucraniano de circulación conocida en europa del este, se publicó una entrevista con Oleksandra Pirev, etóloga de formación, cuyas opiniones tienden a escadalizar a la comunidad científica. En el Infierno son los otros reproducimos una parte de la entrevista arriba mencionada con una ilustración de Francisco Goya, de 1797, que esperamos venga a cuento. Vann
* Garcias a Pipo Retimov por el apoyo en la traducción.










La selección natural está llevando al ser humano a la extinción. La razón es el ardid de la evolución para sacarnos del juego de la adaptación; nuestros genes se están llevando a sí mismos hasta sus últimas consecuencias. Todo lo que cuenta con razón no puede sobrevivir por sí mismo: hace falta la ramita con la que podemos hacer fuego frotándola con otra –y que probablemente no lo consigamos–; la liebre corre como rayo para escapar del león, yo empiezo a correr cuando ya está devorándome. La vida es invivible: la razón surgió hace poco tiempo, aquel monstruo que envuelve al universo y le crea justificaciones; aquella facultad son patadas de ahogado de nuestra especie.
Abundan los velos. Trataré de explicarme. Complejos, dioses, vacunas, estiramientos espirituales en tapetes, vitaminas, religiones, sueros, productos sin azúcar, sin sal, sin grasa, el vacío, productos importados de la nada. Todo enferma, mata. No puedes lamer el piso porque caes muerto al siguiente día.
Los seres humanos nacen en tubos y los hombres tenemos la entrepierna cubierta de látex para evitar morir. El sexo, lo que era una fuente interminable de placer, ahora lo es también de un nutrido catálogo de enfermedades, muchas de ellas mortales. Una especie pierde su capacidad de reproducción y se extingue; nosotros tenemos la razón. Como un perro que domesticamos y después se nos pierde. Cruza la calle y lo mata un camión. Jodimos al perro diciéndole sit todo el puto día.
¿Me expliqué? Estamos desarraigados de todo lo vivo, no sabemos, desde hace tiempo comprendimos y explicamos por qué las cosas se caen y no se quedan flotando, pero no sabemos que hacer cunado las cosas nos caen encima. Un buen aguacero nos puede dejar en cama por días o ahogar nuestras casas. Hace mucho frío, llueve, hace calor. Inadaptados. En la esquina del salón, con orejas de burro en el aula de las especies del mundo; escondidos en las ciudades con chales y bufandas y buscando un lugar para orinar antes de que nos reviente la vejiga.
Pero nadie debe venirme con mierdas de la superioridad de la humanidad y de que ya llegamos a la luna y las bandas anchas y la Fenomenología del Espíritu.
Racionales todos, al borde de la extinción. ¿Recuerdas a Alan Williamson? Él dice: “Cargamos con dos cosas inútiles: el apéndice y la conciencia.”

1.11.09

Una lista para la semana. Altamente recomendada la cuarta hora de Köner.


Le Elancholia – Lexaunculpt
My – Lost in Hildurness
Magnificat – Arvo Part
Uoon II – Alva Noto & Ryuichi Sakamoto
Birthday Resistence – Wold's end girlfriend
Breathe – The cinematic orchestra
28 41' N 17 45' W - Hour four – Thomas Köner
41 53’ N 12 29’ E - Hour five – Thomas Köner

15.10.09

Seis respuestas sobre una muerte


[Paysage marine, Nicolas de Staël]






1.
Nosotros caminamos juntos muchos kilómetros por las aceras y un río de automóviles iban en sentido contrario a nosotros, sus faros nos iluminaban el alma ebria.


2.
Lo cierto es que yo no recuerdo nada, cuando vienen los recuerdos hago lo posible por evitarlos. Me es insoportable recordar. Cuando lo hago lloro tanto que ya existe un mar que lleva mi nombre.


3.
Habíamos escuchado más de 20 discos. Estábamos acostados mirando a la pared; el último, que no recuerdo cuál era, lo repetimos seis veces. Hablamos todo el día y la noche de Lucía y de lo triste que era la vida a los 17 años.


4.
¿Pero qué más podíamos hacer si teníamos el tiempo encima? Los planes a futuro. Piensas en la respuesta correcta, en la estrategia, en el próximo paso, el plan. Pensar es el perro que espera acostado junto a su moribundo dueño a que muera.


5.
Sucumbimos a los besos de las chicas más feas y a veces de las más lindas. El hecho es que los cuerpos siempre se están llamando; te incitan a pelear, a abrazar, a bailar, a caminar, a mutilar. El espíritu es algo de otro mundo… No, no sé para qué podría servirme.


6.
Intercambiamos el agua por el ron, el aire por el humo y la paz por la guerra. Cometimos miles de errores de los cuales no nos arrepentiremos de la mayoría. Considero que no es posible pensar en la felicidad y en la plenitud, pero puedo asegurarte que él nunca pensó en ellas, sino que las hizo.


6.1
Las cosas no deben medirse por su duración, la vida consiste en dos o tres anécdotas, una de ellas debe ser forzosamente frente al mar. No más.





Dedicado a Jaime Hurtado. Adiós amigo

14.5.09

Bestiario II. Bunyips


El relato fantástico no ha logrado darle su justo lugar. El saber acerca del Bunyips abunda en el sesgo y la inconsistencia debido a que éste devora a todo humano o animal que pasa cerca de él. Hasta hace poco tiempo fue casi imposible tener un testimonio. A mediados del siglo pasado, el apasionado biólogo irlandés Halan Wostl convivió por más de cuatro años con los aborígenes australianos –Australia es la habitación única de los Bunyips– donde afirma haber visto en la lejanía a esta criatura descansando en un pantano en la provincia de Darwin. Aquí citamos una síntesis entre el testimonio aborigen y la narración científica. “El Bunyips o también llamado Wowee Wowee habita en ciénagas; su cola se asemeja a la del pez y el pico es como el de los emúes. Varían de tamaño según el lugar y la estación del año: su dimensión oscila entre la de una gran tortuga o el de un elefante del Asia”, escribió Wostl en su bitácora. Los decesos de aborígenes u hombres blancos en la actualidad son atribuidos a la voracidad de los cocodrilos, alegando que toda palabra sobre el Bunyips es mera ficción de los pueblos primitivos. La academia de Oxford niega toda certeza científica en los estudios de Halan Wolts en Australia.



Fotografía: Tomada por Halan Wolts en uno de sus recorridos nocturnos por los pantanos de Australia.

10.5.09

Bestiario I. Doppelgänger


Invisible para la mayoría de los seres humanos, aunque podemos sugerir su existencia por circunstancias especiales: Los registros atribuyen su aparición de manera espontánea y fugaz en la mitad de los largos viajes de caravanas de beduinos, y otros tantos los conocen descritos en la agonía de alpinistas en los Himalayas. Todos tenemos un Doppelgänger o un doble. Aunque su afirmación es cuestionable, Flavio (Magia magna, III) asegura que si observamos con detenimiento nuestro reflejo en el río, aparecerá nuestro doble mirando las mismas aguas detrás de nuestro hombro.

20.4.09

PROUST Y RELOJES

Ella camina con la mirada clavada en el asfalto, con un vestido dispuesto para los ratos de sol. Él camina con las manos en las bolsas, inmiscuido en un pensamiento que no es suyo mientras una parvada revolotea en la acera. Desaparecen las aves. La chica pasa de largo y el chico la mira. La genética, que baila al ritmo oculto de la vida, y el puñado de sangre que agita al corazón convergen para hacer chica-chico en un instante que pudo nunca existir.

ÉL piensa que Proust es el único que ha podido describir lo que hace el tiempo con el ser humano; ella piensa que un reloj lo hace mejor. Al final vale más la risa y el último trago de licor que descansa en el fondo del vaso. Para la salida en la noche, las hadas retozan en el cabello sedoso de ella y el misterio de la noche envidia la mirada que hay en él.





La plática del bar entre amigos se adereza con el secreto roce de la piel entre chica-chico. La luz del sol está por dispersar la noche y aquellas almas, que ya no reparan en los aguaceros y los peligros que figuran los leones, aún hacen de los arrumacos la excusa para compartir la cama una vez más. Un mundo que encontró su medida en los globos, conciertos desconocidos y garabatos en las servilletas; cocinando las galletas que nadie comería, las faldas y camisas en el suelo, los gemidos disonantes mientras termina el documental de Bergman, libros subrayados y el sueño profundo y compartido en medio de la ópera.

Las fotografías del collage que cuelga en la pared envejecen como el día y el cansancio mengua la risa estúpida y las flores que rellenan el florero. Las montañas más robustas se han vuelto ríos y éstos son los arroyos que vemos secarse. Las papas fritas ya no se acaban antes de terminar la película, es poco interesante la innata sencillez de él y ya no tiene la atención de él los dibujos que ella ha hecho de la nada en el papel; los paseos por la ciudad sin las manos amarradas vuelven a chico-chica en chico y chica. Ella se aleja con la mirada clavada en el asfalto y él camina por el lado opuesto con las manos en las bolsas del pantalón.


[Ilustración. Cecilia]

26.2.09

Federico Álvarez. 1999.

A pesar de que todo el horizonte esté tapizado por el verde, el azul, y los granos de arena sean infinitos; a pesar de la risa humana, a pesar del abrazo y de que afuera haya miles de millones de posibiliades con las cuales poder contar. A pesar de que podría ver incontables veces volar las hojas secas, aguantar más de un minuto la respiración, a pesar de Brahms, de los solsticios, de que podría romper todas las reglas; a pesar de que podré sentarme rodeado de amigos en el parque o que un hijo encantador venga corriendo a mí envuelto en una carcajada. A pesar de eso hoy decido morirme.



Esta carta fue encontrada por la policía de Bogota minutos después de que Federico, de 23 años, haya llamado a la policía para informar su próximo deceso. "Cuando lleguen ya estaré muerto. Pero no quiero apestar el lugar", fueron sus últimas palabras –dichas a una grabadora en la central de policía. Tardaron en contestarle.

La causa de su fatal decisión fue "una garn depresión", dijeron sus padres y su psiquiatra, Alejandro Rico.

19.2.09

Lápiz sobre papel: "Joven sentada en un segundo escalón"

Abandonó el pueblo. Se llevó en una libreta los billetes que fueron el alimento de una minúscula fogata la primera noche en el bosque. La vereda del bosque, como el mismo deseo, le hizo dar vueltas en el mismo punto. La percepción es un chiste. El segundo fuego de la segunda noche consumió la libreta y la tinta de poesía barata que la abordó. Habrá que pensar en algo para no encender fuego por tercera vez. El siguiente día fue de nuevo cómplice de las desventajas que trae el espacio abierto. El tercer fuego era débil como sus piernas. Tomó la imagen de la joven sentada en un segundo escalón que él mismo dibujó: El fuego la devoró y se apagó. La humareda se esparcía entre los árboles y el cielo.