30.6.10

1. Zwei Sonatinen for piano op 1-2 Largo – Arvo Part
2. Le chien mort – Chaz Knapp
3. Brave new world – Richard Ashcroft
4. Walc – Jacaszek
5. Sit and wonder – The Verve
6. Somewhere safe – Tired tape machine
7. Allegri: Miserere Mei, Deus (extract) – Timothy Beasley-Murray, Gerald Finley; Stephen Cleobury: Choir Of King's College Cambridge
8. From a great distance – Tired tape machine

vann

28.4.10

La balada del hombre abandonado

Escondí en la niebla todas las veredas por las que pudieras correr y le robé a Lisboa los pillos que venden droga. Inventé el algoritmo que dejará el último pétalo de todas las margaritas en no me quiere. Hundí un petrolero en tu pecera.

Creé una raza de artistas inmune a tu espalda arqueada en el verano, a la sombra de tus pestañas a las 6:37 de la tarde, a tu boca entreabierta cuando lees a Brecht y al horror rubio de tu torso desnudo. No habrá sinfonías para la tenue asimetría de tus incisivos.

Maduré cada manzana para que no seas malvada y pisé a cada duende para que no puedas dormir. Recolecté yesca para encenderte un infierno y patenté tu ensoñada caligrafía para encontrar los rasgos del amor en todas tus cartas.

Al final del arco iris encontraste piedras y ningún zapato te quedó; meto el viento en mi cabeza cuando cruzas en otoño la calle; amanecí convertido en insecto cuando fuiste por tu caja de pertenencias. Le puse dentro a tus cosas cuando te despistaste con la libélula.

Construyo guetos para las flores, hiervo un sol para París y en la tarde borro las lluvias de estrellas de los calendarios; el sarcasmo en la conversación de madrugada, y le hice al cielo de tu playa favorita un hoyo sin ozono.

Así me quedé todo el día, desayunando lo bello y amarrándole hilos a las mariposas para espantarlas y que se llevaran el mundo.

19.2.10

Publicación de fragmentos de la bitácora de Julio de Grunos con el ánimo de dilucidar un misterio.

En la bitácora del naturalista Juilo de Grunos, describe un extraño padecimiento en uno de sus viajes por la zona del Mediterráneo:


Día 145
“Perseguimos el trayecto de un peculiar artrópodo para lograr reunir muestras de su nido y hábitat. No me atrevo aún a bautizarlo por falta de conocimiento sobre su naturaleza, no obstante, de qué modo ha despertado la atención de Gabriel y mía, al punto de recorrer territorios reservados para la milicia, en donde abundan hombres que devoran carne humana y bestias que hacen parecer a la Esfinge una creación de los Pigmeos.”


Día 157
“Nos hallamos a orillas del río Janto, en Asia Menor. Hemos suspendido momentáneamente la búsqueda. Fui picado por un Culicidae hace dos días. Me encuentro débil y cansado.”


Día 160
“La fiebre va y viene. En el día sólo tomo agua. La comida la vomito y en la tarde viene la fiebre y me ataca hasta hacerme temblar como una hoja. Gabriel se aterra al verme delirar y sucumbir en las pesadillas. Me mete al río helado y después duermo dos horas.”


Día 162
“Con absoluto conocimiento de que me espera un juicio final protagonizado por un Dios encolerizado, decepcionado y que censurará mi entrada al Paraíso, la muerte esta noche me parece el escenario más reconfortante.”


Día 166
“La fiebre se ha ido. Ayer todo apuntaba con seguridad a mi deceso. Gabriel estaba desesperado por no hallar ayuda a la redonda. Hoy me encuentro escribiendo estas líneas mientras saboreo un pescado del Janto. El primer pedazo de alimento en diez días.”


Día 175
No es tan complicado, como lo es para la religión, encontrar el Santo Grial en la ciencia; sin embargo, nuestro vellocino de oro, ha desapareció; se lo tragó este valle como lo hizo con las civilizaciones que lo adornaron en el pasado. Nuestro mosquito desapareció, no hay rastros de él. Respecto a mi padecimiento, hace días que no tengo síntomas, por lo que no temo a equivocarme al decir que estoy curado. No obstante, el calor del lugar me provocó una pesadilla terrible, cuando desperté y me lavé la cara puede ver, en el reflejo del espejo, un castaño entrando con todas sus ramas dentro de mi tienda; se inclinaba y se introducía como le era posible; pude escuchar el crujir de sus ramas, el roce con la tela de la tienda y un sonido sordo que provenía del interior del tronco. Cerré los ojos y al abrirlos el árbol estaba fuera de la tienda, en su lugar habitual; no obstante, no pude sentirme aliviado de mi alucinación por mucho tiempo: El suelo dentro de mi tienda está cubierto por hojas de castaño.”









* Aquel fue el último fragmento que Juilo de Grunos escribió en su bitácora. El cuaderno fue entregado por Gabriel Alcasio, su discípulo y amigo, a la ley de Castilla dos meses después. Gabriel regresó solo a la península ibérica alegando que el naturalista perdió la razón días después de “curarse” de la fiebre. En específico fue el día 191, si somos congruentes con el conteo que el doctor llevaba en su bitácora.
Ese día Gabriel lo llevaba con los ojos vendados y cargando, la mayor de las veces, hacia el pueblo más cercano. Citamos textualmente una de las impresiones que Gabriel relata a la policía: “el doctor no podía mirar nada sin temblar y caer el suelo, en todo lo que percibía encontraba horror. Le vendé los ojos y lo sedé unas tres veces en el camino, tal vez cuatro”. La anécdota resulta más oscura al saber que de Grunos no regresó a España debido a que “los hombres del pueblo se llevaron al doctor a la fuerza, como si supieran perfectamente lo que sucedía; eran cómplices mirándose unos a otros con rigidez. Lo llevaron hacia el Norte”.
Las investigaciones continuaron, sin embargo, nadie dio con el paradero de Julio de Grunos. Los rumores relataban brujería y hechizos, por lo que fueron pocos los valientes que apoyaron a Alcasio en su búsqueda. Más tarde todo quedó dolorosamente olvidado. Nosotros quisiéramos tratar de entender qué sucedió realmente y por ello aquí dejamos una pista encontrada en documentos de hace no pocos años.

Bestiario III. La fiebre del valle del Janto





Según textos hititas, un pueblo llamado Lukki o Licio, que habitaba en el valle del Janto, descubrieron el misterio de la diosa Nakhtu, la cual varias especulaciones la relacionan con la deidad sumeria Nammu. Se dice que este pueblo marino conocía las rutas del desierto por donde vagaba Nakhtu, debido a que aprendieron con exactitud el lenguaje de las estrellas.

El documento hitita lo dice así: “No había impresión en la tierra que un lukki ignorara; para aquellos las luces del cielo, más que alumbrar las oscuras noches de Janto, esclarecieron su poder de conocer el espacio, aun sin tener que pisarlo o mirarlo”. Una noche la diosa descubrió montículos de piedras en lo sitios por donde caminaba en el otoño, lo que la llenó de furia y maldijo a este pueblo sensato. Sigue el relato: “Introdujo una calamidad en un mosquito único de la región del valle de Janto. El artificio de la diosa se propagó en el valle como la malaria".

"En poco tiempo, los cartógrafos se veían asechados por las cosas inertes del mundo; la vida cobraba más vida: la pesca era tan abundante para un enfebrecido, que los peces saltaban a su barca y la hundían. El amor de un lukki por cualquier cosa avivaba un arrojo que conducía a la muerte la mayor de las veces”. No debemos sorprendernos al negar que la extinción de este pueblo tan intuitivo fueron las invasiones de pueblos vecinos que existieron en la región, no así con el mosquito, que vuela todavía en nuestro tiempo.

7.1.10

Music for airports









Alba – The Beautiful Schizophonic
Le jour de l'ouverture – yann tiersen
disconnected – dictaphone
pink love – blonde redhead
monopolist – efterklang
Ein Selbstgrespräch – lebensessenz
der walzer von lotte – lebensessenz
aquarius sabotage – the flaming lips
i never said i was deep – jarvis cocker
it's all forgotten now – the caretaker
atmosphere 5 – faryus & vadim bondarenko
turn into something – animal collective